El camino de Iga a Nara sería tan bonito como el día anterior pero con el plus de que habría el descenso de la zona montañosa: varias bajadas de gran inclinación en las que alcanzamos velocidades de más de 50 km/h! Y también paisajes bonitos por los que ir despacio y parar a hacer fotos.
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En casi todas partes hay acera / carril bici |
Conseguimos llegar a Nara en muy poco tiempo y hacia el medio día ya estábamos cerca del Parque, buscando algo de comer. Era domingo. Encontramos un pequeño local de comida, el único abierto en la transitada calle, que vendía Takoyakis: unas deliciosas bolas de masa de trigo rellenas de pulpo y cocinadas en una parrilla especial que parece una huevera de metal. El local las anunciaba como "japanese fast food" y lo atendía una viejecita de cuento que estaba preparada para recibir extranjeros, armada con su pequeño menú traducido al inglés. No vendía otra cosa: cuatro variedades de takoyaki con distintas verduras y salsas y bebidas. Me dio mucha ternura la señora, en su mini local con apenas dos mesitas, su pequeño menú en inglés, siempre amable y sonriente.
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2 takoyakis |
Nuevamente, no teníamos idea de donde dormiríamos esa noche. Habíamos intentado reservar en algún hostal/hotel/camping, pero seguía siendo "La semana de plata" donde muchos japoneses tienen vacaciones, y todo estaba ocupado. Así que tras nuestro festín de Takoyakis, fuimos a hacer vuelta de reconocimiento para ver donde plantar la tienda cuando cayera el sol. Encontramos un par de sitios en la zona más al norte del Parque Nara, en zonas alejadas de las atracciones turísticas que a continuación nos encontraríamos.
Entramos con bicicletas y equipaje hasta
Todaiji Nigatsudo, un templo que corona el parque en su zona más alta, desde donde vimos el atardecer sobre la ciudad. Fue entonces cuando empezamos a ver la gran belleza de la ciudad en todo su esplendor! El parque, sus templos, la ciudad en la lejanía, los ciervos...
Habíamos leído que habría ciervos, los "sagrados mensajeros de dios", deambulando libremente por la ciudad. Pero yo pensaba que sería una exageración y que con suerte veríamos alguno. Pos no: realmente están por todos lados! Y son muy mansos, se acercan, piden comida, roban papeles y si se mal viajan pueden dar "embistes" o morder... pero en general, son muy buena onda.
El parque comenzaba a cerrar, y salimos a ver un poco más de la ciudad mientras anochecía. Quizás comer algo o tomar una cerveza. Muy cerca, en otro parque encontramos una feria callejera, que resultó ser un festival culinario al aire libre: Había puestitos y paraditas con platillos de todo el mundo. Aunque muchos se habían quedado sin stock a esa hora, como el de tacos, gracias a dios el de cerveza no era uno de ellos, y tampoco el de delicioso Tofu Picante estilo vietnamita! Abundaba la comida italiana.
Descubrimos que muy cerca del festival había otra area verde 'acampable', así que decidimos quedarnos en la fiesta escuchando la música en vivo hasta que se acabó del todo. Como a las 10 u 11 pm ya estábamos montando la tienda de campaña muy cerca de ahí.
Al día siguiente decidimos comenzar el día con una visita a un Onsen; unos baños públicos con aguas termales. Existen dos tipos (que yo sepa) de baños públicos en Japón: los Onsen y los Sento. Los primeros tienen agua natural de su propio manantial, de los que abundan por Japón por su actividad volcánica; y los segundos son baños normales, con agua caliente del grifo, supongo. En ambos casos, son como Spas públicos, separados por género, en los cuales uno se ducha sentado, para, una vez limpio, acceder a la zona de baño, donde uno se puede meter en tinas o piscinas a relajarse en el agua ardiendo. En el que visitamos, había piscinas de agua del subsuelo al aire libre, con minerales y color tierra, y varias otras techadas con agua a distintas temperaturas; Tinas de hidromasaje, vapor, sauna... ya se dan una idea. Y tras unos 160 km de nuestra última ducha, en Ise, pasar un par de horas en el
Onsen Yuranoyu, de muchos años de tradición, fue de lo mas agradable que encontramos de la vida Japonesa. Al parecer es muy común que visiten estos sitios, solos o con amigos o familia; está arraigado en años de tradición, incluso las duchas en casas privadas son pequeñas versiones de estos Onsen. Y es el mejor motivo que he tenido para no ponerme un tatuaje: al parecer suelen prohibir la entrada a gente tatuada. Algo relacionado con los Yakuza?
Después del SPA, Comimos en el mismo sitio ,que tenía un restaurante tradicional: Cerveza para la rehidratación, Edamame, Sopa Ramen con verduras y pollo al curri, y un menú completo de Ensalada y Tempura con su respectiva sopa miso y gohan. Y helado de te verde FTW! (Hambre de viajero ciclista).
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restaurante dentro del Onsen |
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cargar electrónicos donde sea! |
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helado de te verde |
Después de consentirnos de aquella manera, volvimos al turistéo de Nara: pasamos de camino por sus calles típicas, algún bulevar turístico y al complejo de templos de
kohfuku-ji. Rematamos de ver lo que nos faltaba del Nara Park, como el templo
Thodai-Ji y su imponente Budha gigante.
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Laguito de día... |
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Todai Ji. Dentro está el gran Budha |
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Massa Crítica in da house |
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móchence con el budha pa que les cumpla deseos |
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El Buddha gigante (es mas imponente en persona!) |
Aun quedaba un poco de día por delante! Y a nuestra salida del Nara Park nos topamos con otro evento cultural al aire libre en la zona sur del parque: El
Nara International Film Festival (festival internacional de cine de Nara). Y aunque no pudimos ver ninguna película, visitamos los puestitos con comida y cerveza artesanal, mientras otro atardecer espectacular iluminaba el cielo. Y por si fuera poco, encontramos grandes explanadas de pasto cortadito, ideal para plantar una tienda de campaña cuando acabara el festival, y según habíamos comprobado, todo acaba muy temprano en Japón!
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compramos lentes para movil! Este es el ojo de pez |
Terminamos la noche cenando en un bar de lamparitas rojas, "Izakaya", ricas y variadas tapitas de pulpo y calamar frito, arroz asado y vegetales curtidos, y conociendo a personajes locales: Todos muy simpáticos y amables, interesados en nuestro proceder y destino, fascinados con la novedad de las bicicletas cargadas aparcadas afuera del bar. Un japonés mayor, un poco borracho y un neozelandes que hablaba perfecto japonés, tenían a toda la barra entretenida entre risas, cervezas y calamares fritos.
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...laguito de noche! |
Volvimos al Parque Nara, a la zona del festival sobre las 10pm donde efectivamente no quedaba nada de la fiesta. Aun quedaba gente recogiendo y lo que intuíamos sería un guardia de seguridad... con un poco de cautela, montamos la tienda cerca de los baños, a varios metros del festival, o eso creímos, pues a la mañana siguiente con luz de día, resultamos estar bastante cerca!
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