En cuanto bajó la lluvia salimos de casa de Richard. Nos abrazamos, despedimos y salimos raudos en dirección contraria sobre la calle! Eran como las 4pm. No dio tiempo ni de comer, así que pasamos por el Sun Kus (algo así como un Seven Eleven) por algún snack: triángulos de arroz con alga y pescado y un corn dog; versión de hot dog en un palo (“banderilla” en Mex). Tenía años sin comer uno de estos!
Richard, un amigo de Sri Lanka y nosotros con pantalones de lluvia |
Fue un poco lio salir de Tokyo en plena hora punta y la llovizna no ayudaba, pero era necesario comenzar el viaje. No sabíamos a donde llegaríamos ni donde dormiríamos. Solo queríamos comenzar!
Se hizo de noche
casi en seguida. La bici de Ester tiene unas luces chingonas que
parecen de moto, y se cargan solas mientras pedalea con uno de esos
dinamos de buje que no crean resistencia. Yo llevo lucecitas standard
“pa que me vean”. Así que con Ester alumbrando el camino,
cruzamos varios pueblos que sospecho siguen siendo parte del area
metropolitana de Tokyo. Paramos en uno para cenar en un restaurante:
por 1300 yens (unos 10€) cenamos sendas sopas de noodles y arroz
frito. Logramos llegar hasta Matsuyama, ya con la panza llena
empezamos a buscar donde dormir. Eran como las 9pm.
Hasta ahora en
nuestros viajes habíamos dormido en 'campings' privados, algún hotel,
hostal y casas de personas, pero no habíamos probado el Wild
Camping. Esto es dormir en despoblado, donde sea: parque, playa,
terreno, bosque, etc... Era algo que teníamos pendiente. Es algo muy
necesario para todo ciclista viajero de espíritu aventurero y
bolsillo moderado. Cómo creen si no que puede un trotamundos
costearse las estancias? Incluso llevamos impreso un texto en japonés que pone algo así como: "hola, somos viajeros ciclistas sin casa, nos dejaría acampar en sus tierras o sabe dónde podríamos acampar por aquí?...". Pensamos que Japón es ideal para
experimentar con el wild camping, ya que es un país muy seguro, muy
civilizado y respetuoso (y con baños limpios por doquier!). Aun así
está prohibido, así que hay que escoger el sitio y esconderse un
poco. Aunque Richard nos dijo que no habría problema, ni con vecinos
ni malandrines ni con la policía, yo tenía algo de miedo: Leeí en
un blog ciclista que lo peor que puede pasar es que a media noche, ya
instalado y acurrucado, venga alguna autoridad a despertarte y
echarte de tu refugio, desmontar tienda de campaña y buscar donde
dormir a esas horas.
Encontramos un
parque boscoso en medio de Matsuyama: el Otsukahigashi Park. Lo
exploramos un poco. Tras descartar algunos rincones demasiado
escondidos, boscosos y accidentados, decidimos acampar a unos 10
metros de los baños, en una explanada de pasto recién cortado,
junto a unos juegos infantiles. Se veían algunos edificios de
departamentos cerca, y por los caminos aun pasaba algún corredor o
paseador de perros. Pero en cuestión de minutos teníamos montado el
campamento. No hubo contratiempo alguno. De hecho dormí mejor que
ninguna otra noche hasta ahora!
Kilometros del día: 45.52
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