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Blog personal de Ester y Joel sobre su travesía en bici por Japón durante Septiembre 2015

viernes, 25 de septiembre de 2015

Tragedia y Anguila en Hamamatsu!!

Despertamos con un hambre atroz, en el parque de Kakegawa. Era tan temprano que aun no abrían nada, y en las calles solo había deportistas madrugadores haciendo jogging y estudiantes uniformados de camino al cole. Notamos que las faldas de las colegialas son considerablemente más cortas en Tokyo, que en estos pueblos.







Tras volver a visitar el castillo, esta vez de día, recuperamos la carretera con destino a Hamamatsu. Pero nos urgía un desayuno y café que no fueran del Seven Eleven, Circle K, Lawson Station, Sun Kus o ningún otro 'convinience store' de los que frecuentamos por el camino, todos con baños limpios, todos con snacks calientes. No, esta mañana necesitábamos café y desayuno de campeones y a los pocos metros, aun dentro de Kakegawa, descubrimos el "Gusto Café". Otra cadena de restaurantes, con aires occidentales, pretendiendo ser medio italiano, o mas bien italo-americano, que abre desde muy temprano y ofrece desayunos para campeones a precios muy accesibles. También tiene comidas y cenas, y un happy hour de cervezas a media tarde, pero nosotros solo lo hemos probado para desayunar. Y valla que se desayuna bien!!




Ya con el estómago lleno de proteínas, carbohidratos, calorías y mucha cafeína (hay barra libre de café en el Gusto!) volvimos de nuevoa la carretera en dirección a Hamamatsu y su famosa Anguila (Unagui) que había que probar. El camino hasta ahí sería corto, pararíamos a comer y seguiríamos raudos hasta llegar a Irago, en la punta de la península, y de ahí un corto Ferry a Toba e Ise, en la prefectura de Mie. Gran plan!

Faltaba un kilómetro para llegar a Hamamatsu, ya se veía su (único) rascacielos en la cercanía. El tiempo era bueno, aun no era el medio día. Todo iba conforme lo planeado y de repente la tragedia se sucedió: un ruido extraño en mi bicicleta lo delató. Al revisarla de cerca, me encontré con el porta equipajes, porta bultos, monta carga, parrilla trasera, back rack o como quieran llamarla: doblada y rota. Era nueva, marca Topeak, recién comprada e instalada antes de salir de Barcelona. Especial para ciclo turismo, con soporte para 30kg de peso. Mi teoría es que debió haber recibido un golpe en el avión, del que no me había percatado hasta entonces. Aunado a unos cuantos baches y con el peso del equipaje (que no pasaba de 20kg!), fue cuestión de tiempo para que los tornillos cedieran. Aunque viéndolo en retrospectiva, el diseño es bastante malo. El problema era que el tornillo roto seguía dentro del agujero, y no podía ser sacado con mis herramientas portátiles.




Tuvimos que andar a pie, arrastrando las bicis, con las alforjas sobre el sillín, y la tienda de camping sobre la bici de Ester, hasta el centro de la ciudad. Buscamos talleres de bici. En la segunda tienda que encontramos, un chavo joven dijo poder reparar el daño. Decidimos ir a buscar la Anguila mientras reparaban mi bici. Pero ya no eran horas de comer, y casi todos los restaurantes habían cerrado la cocina. Finalmente encontramos uno abierto junto a la estación central de tren.






La anguila estaba buenísima, pero la experiencia fue eclipsada por la preocupación. Afortunadamente, cuando volvimos a la tienda, mi bici estaba lista. Y la reparación no fue muy costosa. Casi beso al mecánico!



Volvimos a la ruta, pero habíamos perdido valiosas horas, no llegaríamos a tomar el Ferry. Aun así el resto del camino fue bonito y agradable, pasando por la costa y algunos pueblitos de playa.



Empezó a caer el sol y el camino que en teoría era costero, se empezó a llenar de subidas y bajadas y a vaciar de civilización y gente. Solo tiendas de surf y campos. Incluso las omnipresentes "convinience stores" dejaron de llenar el paisaje. De pronto ya no había nada: En el mapa no había pueblos grandes, a penas aldeas entre campos. No había hoteles, no había ni parques! Y el camino estaba muy oscuro. No suele haber buena iluminación en las carreteras. De hecho en muchas, no hay NADA de iluminación. Si no fuera por la luz de moto de la bici de Ester, no habríamos llegado a ningún lado.

Encontramos en el mapa un pequeño parque, junto a un templo, en un pueblucho llamado Toyohashi. Casi no había casas. Pasamos junto a un cementerio y el templo, y dimos con el parque, que tenía mini campo de baseball, juegos infantiles y un baño increíblemente limpio. No pasaban coches ni gente. Fue como acampar en un parque en medio de la nada. Nos cocinamos unos fideos con nuestro camping gas y a dormir.



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